jueves, 27 de mayo de 2010

Séptima entrega

Diría que la séptima está escrita desde un principio, diría que ya conozco el final. Tengo una llave en el bolsillo, chiquita y bien dorada que, imagino, abrirá una puerta. Hasta imagino que diría si te tuviera enfrente. Podría afirmar que sí, nuestros caminos se van a juntar, que somos esto, que somos lo otro. ¿Pero qué somos? ¿ Qué somos, si nos disponemos a dejar las pieles, para reencontrarnos con las almas? Somos mente, choque, somos cuerpo, uno y otro, tuyo y mío. No es deseo, no es placer, no es aroma ni color. Así te describo, porque así te veo. Impenetrable, inaccesible, imperfecto, importante, imprescindible. No hay mas vueltas, ni círculos, ni nada de nada. Sé que por eso mi llavecita no funciona, porque tu candado está escondido.

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